Cuando pensamos en «gallinas camperas», la imagen que nos viene a la mente suele ser la de animales al aire libre, escarbando en la tierra bajo el sol. La investigación de @arde.global y @satyaanimal en la mayor granja de Mallorca nos muestra lo contrario: gallinas enfermas, cadáveres en descomposición y suciedad extrema. Sí, en una granja de gallinas camperas.
Inspirándome en la investigación, os quiero invitar a preguntaros: ¿acaso el respeto hacia los animales se reduce a tener más espacio? ¿O estamos ignorando que seguimos tratando a las gallinas y el resto de animales considerados “de granja” como recursos para nuestros fines en lugar de como individuos con intereses propios?
El especismo es la discriminación arbitraria basada en la especie. Nos hace normalizar que algunos animales sean «de producción» en lugar de seres sintientes. Las gallinas camperas también son seleccionadas genéticamente para poner huevos en exceso y enviadas al matadero cuando su productividad disminuye. No son gallinas “libres”: siguen siendo propiedad, objetos en una cadena de producción.
Debemos ir mucho más allá de cuestionar las jaulas. Cuestionemos el sistema que convierte a los animales en mercancía:
- Opta por alternativas vegetales a los huevos y todos los productos de origen animal.
Que la libertad sea un derecho, no un eslogan para continuar explotando a los demás animales.
